martes, 13 de noviembre de 2007

III.-Carta póstuma del ex presidente Capitán General Augusto Pinochet Ugarte


Chile empezó a arder y se encajonaba, sin escape objetivamente, en mi concepto, a tres posibilidades (esto que lo entiendan las personas jóvenes, nacidas con posterioridad a la crisis). A una guerra civil, sin cuartel, "de ventana a ventana", con miles y miles de personas muertas. A una imposición de una dictadura llamada del proletariado, ideológica, marxista leninista, con la pérdida total de la libertad política y del Estado de Derecho; Y, a una reacción conjunta de civiles y militares para eliminar tajantemente las anteriores. Nadie discute que la inmensa mayoría de la población se inclinaba por ésta última alternativa. Chilenos, amigos sin exclusión. Una guerra internacional, o una civil, es algo atroz. Lo peor que le puede ocurrir a una sociedad. La guerra, por esto, hay que evitarla hasta donde sea posible. Los adultos que vivieron el tiempo del pronunciamiento militar se dieron cuenta cabal que la única opción realista era esto último. Máximo rigor hubo que actuar para cubrir eficazmente todos los ángulos de un enfrentamiento amplio, porque explícitamente los partidos de Gobierno sostenían que la vía armada era la única forma de alcanzar el poder, a la corta o a la larga.Creo que nunca de manera tan contundente se había amenazado una guerra civil en nuestro país o en otra parte del mundo. Si a lo anterior se agregan el sin número de ratificaciones de hecho y retóricas que confirmaban tales propósitos, hicieron más explicable la intervención militar.

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