miércoles, 18 de febrero de 2009

El Gran Engaño (SEIS).

El Gran Engaño

Fidel Castro y el narcotráfico internacional

Fidel Castro: de la revolución al narcotráfico


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Aunque somos pobres y tenemos dificultades, nunca

nuestra economía ha dependido ni ha necesitado

de ingresos provenientes de las drogas.

          Editorial de Granma. junio 22, 1989.

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La estrecha relación de Fidel Castro con el narcotráfico tiene larga data. Los primeros indicios los encontramos ya en la época en que sus guerrilleros luchaban  en la Sierra Maestra [...] [...] en el año 1956, Castro buscó la protección económica de un tal Crescencio Pérez, un poderoso líder campesino que controlaba la producción y la comercialización de la mariguana en varias regiones de la isla. Algunos revolucionarios, al percatarse de quién era en realidad el que estaba patrocinando a Fidel, lo enfrentaron pidiéndole explicaciones de su relación con el narcotraficante. Fidel respondió, lisa y llanamente, que por el momento él dependía de Crescencio y que no le importaba en lo más mínimo el origen de su dinero. Con el triunfo de la Revolución, Crescencio Pérez paso a ser un destacado héroe campesino, un icono más de la nueva Cuba castrista.¹


En 1958, agentes del FBI detectaron en La Habana la existencia de una red de narcotráfico, la llamada Medellin-Habana Connection, puesta en evidencia un año más tarde cuando las autoridades colombianas, asesoradas por el FBI, encontraron en el barrio El Poblado de la ciudad de Medellín un poderoso laboratorio para procesar morfina, heroína y cocaína que se exportaban a Cuba. Este hecho lo describen con lujo de detalles Mario Arango y Jorge Child en un libro de crónicas que lleva por nombre Narcotráfico: imperio de la cocaína 2. Este libro está basado, en parte, en artículos aparecidos en el periódico bogotano El Espectador publicados en Mayo del 1959, es decir, sólo cinco meses después de que Fidel y Raúl Castro tomaran el poder en Cuba. [...]


Indicios sobre el montaje del incipiente gran aparato distribuidor de narcóticos en el Caribe en los años 60, en el cual Cuba jugaba un rol importantísimo, recién fueron saliendo a la luz en la década del 70. Justamente en esta década el mundo vivía una época de luna de miel con la revolución castrista, y los primeros informes acerca del involucramiento de Fidel con el narcotráfico fueron recibidos, obviamente con gran escepticismo. Castro era un ídolo guerrillero revolucionario y simplemente no podía estar involucrado en negocios sucios.


A comienzos del año 1961, en los albores mismos de la llamada Revolución Cubana, encontramos ya gran cantidad de pruebas testimoniales, documentales, fotográficas, televisadas y grabadas que demuestran claramente que el régimen de Fidel Castro esté involucrado directa e intencionalmente en el tráfico de estupefacientes. Políticos, periodistas de diferentes nacionalidades, especialistas en la materia e investigadores universitarios coinciden en señalar este hecho.


[...] Rachel Ehrenfeld, profesora de la Columbia University, por ejemplo, encontró suficiente evidencia en sus investigaciones para sostener justamente que, aún en sus comienzos, el regimén de Castro estuvo ligado directamente al comercio de drogas, principalmente cocaína3.


El interés de Castro en el narcotráfico como vehículo y arma para expandir su revolución fue documentado además por el capitán Robert Workman, del Servicio de Guardacostas de los Estados Unidos y miembro de la Universidad Nacional de Defensa, ya en el año 1961.4




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