viernes, 17 de diciembre de 2010

¿Sabías que Franco salvó a unos 60.000 judíos del Holocausto nacional socialista?


Cuando se habla de Franco y los judíos, lo que más se suele oír es aquello de “la confabulación judeo - masónica”, mientras se oculta o se olvida que Franco fue el gobernante que más judíos salvó de morir en los campos de concentración y las cámaras de gas socialistas nacionalistas alemanes.
El número de judíos salvados por el gobierno de Franco varía entre los 40.000 y los 300.000 según las fuentes, siendo difícil conocer la cifra exacta, pues al ser operaciones secretas y clandestinas no se llevaba un registro.
Dos de los casos más conocidos son los del diplomático español Sanz Briz, y los de la cafetería Embassy.
Como explica Aquilino Duque en su blog: “A finales de 1943, cuando la “solución final” estaba en marcha, el Ministerio de Asuntos Exteriores español ordenó a los diferentes consulados españoles que volvieran a conceder pasaporte o tarjeta de nacionalidad a los sefarditas que estuvieran o hubieran estado inscritos como tales en nuestras representaciones, aunque la hubieran perdido por falta de uso.

En la primavera de 1944 se ordenó que se aceptara como sefardita a cuanto judío solicitara nuestra protección, haciéndolo de manera que la documentación proporcionada contuviera una contraseña capaz de permitir su anulación cuando fuera necesario, una vez terminada la guerra. Fueron estas instrucciones las que motivaron o permitieron la actuación de Ángel Sanz Briz en Budapest, quien las interpreto y amplió con generosidad y suma eficacia.”

Sanz Briz explicó en el libro "España y los Judíos", de Federico Ysart, como logró la documentación necesaria para salvar a miles de judíos. Lo hizo consiguiendo visados para 200 judíos sefarditas, lo cual le sirvió para expedir todos los visados que necesitó, siempre con un número inferior a 200. También alquiló diversas casas a las que denominó “Anejo a la Legación Española”, en la que se refugiaron miles de refugiados, y a las que no podían acceder los socialistas nacionalistas, por la condición diplomática de dichas viviendas. Cuando Budapest iba a ser tomada por los socialistas soviéticos Sanz Briz fue llamado a España, pero su labor fue continuada por Giorgio Perlasca, fascista italiano que había luchado en España, en el bando franquista, y que se hizo pasar por el nuevo cónsul español para poder seguir salvando judíos, hasta que llegaron los socialistas soviéticos e impusieron sus conocidas medidas de represión y genocidio.

Se calcula que entre Sanz Briz y Perlasca salvaron la vida a unos 5.200 judíos. En reconocimiento a su heroicidad el estado de Israel les concedió el título de “Justo entre las Naciones” . A Sanz Briz, en 1994 el gobierno húngaro le concedió a título póstumo la Cruz de la Orden del Mérito de la República Húngara, y el gobierno de España le concedió destinos de primero orden como diplomático. Fue el primer diplomático español que apareció en un sello de correos de España
El salón de té Embassy, en el Paseo de la Castellana de Madrid fue otro de los lugares a través de los que se articuló toda una red de evacuación de judíos. La cafetería estaba regentada por una galesa llamada Margarita Taylor, y la red estaba coordinada por el agregado naval de la Embajada Británica, Alan Hillgarth, y dirigida por el Servicio de Inteligencia Británico, el MI6. Y uno de los más activos
colaboradores era el médico español de derechas que trabajaba en la Embajada Británica, Eduardo Martínez Alonso, y su mujer, Ramona.

También jugó un papel muy importante el banquero y naviero Juan March, propietario de la compañía Transmediterránea, y que había sido uno de los principales colaboradores de Franco durante la guerra (hay quien opina que sin su colaboración habría sido imposible que Franco ganase la guerra), y algunos frailes capuchinos. Sobre los integrantes de la red Patricia Martínez dice: “Siempre gente de derechas, para evitar recelos”. Había 16 rutas de huída, siendo una de ella la que iba de los Pirineos a Miranda de Ebro, y de allí a la finca del Doctor Martínez
en La Portela, Vigo, desde donde abandonaban España en barcos de pescadores rumbo, generalmente, a Portugal. Por estas acciones el Doctor Martínez fue condecorado por el gobierno polaco y el británico (Medalla del Mérito al Valor, en 1945), y en 2007 Israel le concedió el título de Justo entre las Naciones.

También merece ser recordado el agregado de la embajada española en Berlín, José Ruiz Santaella realizó numerosas acciones para lograr salvar la vida de numerosos judíos.


Pero estas no fueron actuaciones excepcionales o anecdóticas, sino la tónica general del gobierno de Franco, que desde el principio de la II Guerra Mundial decidió hacer todo lo posible por salvar al mayor número de judíos posible. En 1940 concedió el visado a innumerables judíos, y partir de 1942, sobre todo tras el relevo de Serrano Suñer, se llevó a cabo la entrega sistemática de pasaportes y
visados a judíos sefardíes (aunque muchos no eran sefardíes, pero se les aceptaba como si lo fuesen para lograr salvar sus vidas). Además el gobierno de Franco nunca devolvió a los alemanes a ningún judío que hubiese logrado entrar en España, aunque hubiese sido de forma clandestina.
Esta ayuda de Franco al pueblo judío ha sido y sigue siendo agradecida y reconocida por muchos judíos. Por ejemplo, Enrico Deaglio dice en su libro "La banalidad del bien": “Si bien el papel de la España franquista en las operaciones de salvamento de los judíos europeos ha sido silenciado casi del todo, fue decididamente superior al de las democracias antihitlerianas. Las cifras varían entre 30.000 y 60.000 judíos liberados del holocausto.” Así mismo, afirma el señor Duque que “Francisco Franco tiene su nombre en el Libro de
la Vida. Y con letras de oro. En las sinagogas de EE.UU. todos los 20 de noviembre se pronuncia un responso o “kadish” en memoria del hombre que libró a tantos hebreos del holocausto.”

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